25 jun 2018

Acometer el tabú del terrorismo: vergüenza



Introducción
A pesar del desarrollo de un régimen global robusto de lucha contra el terrorismo en la era posterior al 11 de septiembre, la radicalización sigue presentando un peligro claro y presente para las sociedades de todo el mundo. Los esfuerzos interdisciplinarios han brindado vías prometedoras para explorar, como los mecanismos emocionales y psicológicos afectan a las identidades sociales de los seres humanos. Dicho esto, y sabiendo que no existe un perfil terrorista biográfico único, es necesario ampliar la literatura de radicalización para incluir más mecanismos emocionales para comprender mejor cómo las personas vienen a abrazar los sistemas de creencias extremos y violentos que amenazan a las sociedades de todo el mundo.
La vergüenza, una emoción muy poco estudiada con poderosa influencia sobre uno mismo, presenta una vía atractiva para explorar, dada su aplicabilidad casi universal a todos los entornos culturales. Las emociones y la identidad, a través de la comprensión del aspecto social del yo y el poder regulador de la vergüenza sobre la adhesión a la norma, pueden proporcionar una mejor comprensión de los procesos de radicalización. Mientras que la erudición moderna ha pasado por alto el papel de la vergüenza en la radicalización como mecanismo utilizado por organizaciones terroristas, The Demons de Fyodr Dostoyevsky aborda el tema directamente, ilustrando cómo las deficiencias en el yo, como los fetiches sexuales y la comisión colectiva de un asesinato, pueden ayudar a cimentar la motivación de una célula terrorista secreta para llevar a cabo una revolución. ¿Por qué un novelista ruso fue capaz de identificar la compleja emoción que impulsó el terrorismo en su época, pero los estudiosos modernos a menudo pasan por alto la misma emoción? En los muchos años desde que se publicó el clásico de Dostoievski, el uso coloquial y académico de la vergüenza al describir los estados emocionales se ha reducido a favor de sus parientes hiponímicos, como la humillación, la culpa y la ira. Según Scheff, la naturaleza tabú de la vergüenza en nuestra sociedad moderna puede jugar un papel en la decadencia de la vergüenza. El tabú de la vergüenza es tan poderoso que a menudo se evita como un tema de debate incluso en el nivel conceptual.
En este artículo exploratorio dejaré de lado tales preocupaciones e intentaré reducir la complejidad de la vergüenza en lo que se refiere a las estrategias de radicalización de las organizaciones terroristas. Abordaré lo que constituye la vergüenza, a través de las apreciaciones, tendencias y metas asociadas a la emoción, y por qué es un componente que se pasa por alto críticamente en el proceso de radicalización. Con ambos conceptos establecidos, en este artículo exploraré cómo la radicalización y la vergüenza están relacionadas con la formación de identidad y el encuadre narrativo, y expondré brevemente dos casos. Finalmente, el artículo contribuirá con un bosquejo conceptual de cómo las organizaciones terroristas, usan las narrativas basadas en la vergüenza y la naturaleza única de la vergüenza para avanzar una identidad radical dentro de un grupo establecido, un proceso que se ha dado en llamar radicalización.

Radicalización
Al igual que el terrorismo y la mayoría de los otros conceptos complejos de las ciencias sociales, la radicalización no tiene una definición claramente acordada. Ha surgido un consenso general de que, en términos del proceso de radicalización, lo que las personas creen es menos importante que la forma en que llegan a creerlo. Además, la literatura existente apoya la noción de que la radicalización puede entenderse como un fenómeno que puede manifestarse cognitivamente y conductualmente, y generalmente no tiene un perfil establecido o compartido sobre quién puede radicalizarse. Comprender cómo un individuo llega a una nueva visión del mundo que es relacionalmente radical con la corriente principal de la sociedad, requiere un examen de los mecanismos.
Tres definiciones críticas pueden proporcionar un marco sólido para conceptualizar el papel de la vergüenza dentro de la radicalización. En primer lugar, Hafez y Mullins sostienen que la radicalización cognitiva está más extendida que su contraparte conductual, y se define por "adquirir valores, actitudes y creencias políticas que se desvían marcadamente de las de la sociedad dominante". De manera similar, McCauley y Moskalenko postulan el proceso de radicalización como un "cambio en creencias, sentimientos y comportamientos en direcciones que justifican cada vez más la violencia intergrupal y demandan sacrificio en defensa del endogrupo". Horgan define la radicalización como "el proceso social y psicológico del compromiso incrementalmente experimentado con los extremistas de ideología política o religiosa. ". Es fundamental señalar que estas definiciones no pretenden afirmar que el uso de la violencia es un resultado necesario de la radicalización. Reconocer que la radicalización no es un camino determinista hacia el terrorismo, es fundamental para la comprensión de la vergüenza como un mecanismo de radicalización, y encaja dentro del consenso general de la radicalización como no determinista.
Además, las búsquedas académicas para encontrar explicaciones causales directas para la radicalización han fracasado en gran medida. Los enfoques alternativos han llegado a un consenso de que hay muchas vías y mecanismos únicos que pueden fusionarse en condiciones necesarias para la radicalización. Es importante destacar que los mecanismos de radicalización se han identificado como una forma útil de estudiar cómo alguien llega a una creencia radical, que incorpora estímulos psicológicos, neurológicos y físicos. Curiosamente, en su enfoque basado en mecanismos, McCauley y Moskalenko examinan la humillación, la ira, el odio, el enfrentamiento de demonios personales y otros conceptos similares relacionados con la vergüenza tanto en el individuo como en el colectivo, pero no abordan la vergüenza directamente. Esto sugiere dos factores importantes. Primero, las emociones son un mecanismo válido y crítico en la comprensión de la radicalización. En segundo lugar, los estudiosos de la radicalización pasan por alto rutinariamente la vergüenza al estudiar cómo las organizaciones y los movimientos reclutan y radicalizan.
Los enfoques discursivos son especialmente relevantes cuando se examina el tema de la radicalización a través del marco emocional. Críticamente, el enfoque discursivo sugerido por Costanza, proporciona un análisis profundamente contextual que busca limitar el sesgo occidental que impregna el campo de los estudios de radicalización. Costanza argumenta que debido a que los individuos están integrados en la sociedad, y viceversa, nuestros modelos para evaluar la radicalización deben incorporar esa dinámica única y personal. Las narrativas, según Costanza, establecen "un estándar de conformidad en el cual un individuo debe decidir abandonar el grupo o compartir la narrativa grupal establecida doctrinalmente”.
La radicalización, por lo tanto, se puede entender mejor como una experiencia culturalmente contextual y altamente personal, gobernada por normas, reglas y expectativas sociales. Cuando las entidades radicales intentan establecer normas desviadas de las normas de la mayoría, las narrativas utilizan la ayuda para obligar a las personas a elegir entre la identidad anterior y la nueva. Por lo tanto, las emociones y la identidad, al estar firmemente enraizadas en el aspecto social del yo, deberían estar en el centro del estudio de los procesos de radicalización.

Vergüenza
El primer desafío para comprender el papel de la vergüenza dentro de la radicalización es superar los aspectos tradicionales de la vergüenza asociados con el escape, la aversión y la evitación. Debido a que las narrativas de radicalización se entienden convencionalmente como dirigidas a motivar a las personas, las emociones que están negativamente orientadas, como la vergüenza, no están conectadas inmediata y lógicamente con los estudios de radicalización. La vergüenza es un tabú, una emoción a menudo inconsciente, que se desencadena por la autorreflexión. Que algunos estudiosos sugieran que la vergüenza requiere la autorreflexión no debe descartar la vergüenza de un enfoque central en los estudios de radicalización, ya que puede ser una de las emociones más poderosas y extensas que los humanos puedan experimentar. El poder de la vergüenza proviene de su capacidad para desafiar profundamente al yo central con o sin exposición pública, separándolo de otras emociones autoconscientes como la humillación y la culpa, que son reacciones sociales a una exposición de maldad o fracaso, la vergüenza puede hacer que la gente se sienta fuertemente devaluada, inferior y expuesta. Se asocia comúnmente con atribuciones internas por una falla del yo estable, pero también con atribuciones externas de un fracaso del yo. Está conectado a la necesidad de evitar la exposición pública, o la posible exposición, de una auto-falla. La vergüenza evoca tendencias de acción como "actitud defensiva, separación interpersonal y distancia". En el contexto del modelo de análisis de radicalización socializado propuesto por Costanza, el papel de la vergüenza dentro de la interacción auto social hace que sea una emoción muy valiosa para evaluar procesos de radicalización.
Además, la vergüenza está fuertemente asociada con la regulación de la norma a través de la preocupación de cómo otros se ven a sí mismos, particularmente la preocupación de que otros lo vean como deficiente debido a la incapacidad de cumplir con las normas. Según Pivetti, Camodeca y Rapino, "la vergüenza y la culpa generalmente se consideran las emociones morales o sociales más importantes, ya que tienden a asegurar el apego a las normas sociales a través de su internalización, sin requerir el uso de sanciones externas". [32] Con base en la necesidad de cumplir con ciertas expectativas sociales o mantener las normas (moral y sistemas de creencias), cuando el yo total (y no solo un aspecto específico del yo) no cumple con estos estándares, uno puede asignar el fracaso individualmente. el yo o miedo de que la exposición pública traerá dolor social. La internalización de la vergüenza dará lugar a intentos preventivos para evitar la exposición pública; por lo tanto, el objetivo general de la vergüenza es evitar la devaluación pública.
En la mayoría de los casos, el dolor social puede resultar en un rechazo del grupo mayoritario, pero en circunstancias donde las normas sociales son establecidas por actores más extremos, puede ir acompañado de ramificaciones físicas (por ejemplo, asesinatos de honor en comunidades musulmanas ultraconservadoras o etiquetado como un apóstata por organizaciones terroristas ideológicas radicales). Estos fracasos están arraigados en el entendimiento de que su existencia va en contra de los valores y creencias de la corriente principal. Por lo tanto, cuando los individuos asignan un incumplimiento de los estándares de un factor interno estable del yo (por ejemplo, ser un homosexual en un hogar profundamente conservador), en lugar de un factor externo (por ejemplo, interferencia de otra persona) o un factor inestable del yo (por ejemplo, un esfuerzo fallido), se evocará la vergüenza. Cuando se implementa estratégicamente, el poder inherente de la vergüenza sobre el individuo puede tener consecuencias devastadoras. Sin embargo, su naturaleza tabú ha llevado a que se la haya subestimado drásticamente como una herramienta organizativa en el reclutamiento y la radicalización.
Otro aspecto de la vergüenza que presta promesa al estudio de la radicalización es su impacto a largo plazo o su sentimiento emocional. Los sentimientos emocionales existen como un estado de referencia hacia una persona, grupo o símbolo que no está relacionado con ninguna acción o declaración específica de este objeto. Las respuestas emocionales discretas y los sentimientos a largo plazo pueden tomar la misma forma, sugiriendo que las fallas comunales de identidad a largo plazo pueden imprimirse y ser “estimuladas” por eventos recurrentes que imitan los incidentes de vergüenza traumáticos en la historia compartida de una identidad colectiva. Esto es apoyado por la investigación de Tracy & Robins, que descubrió que los individuos rutinariamente expuestos a la vergüenza, "pueden aprender a regularla haciendo atribuciones externas". Esencialmente, las personas propensas a la vergüenza escapan al reconocimiento consciente de la vergüenza dentro del yo, y en su lugar culpa inconscientemente a otros por su fracaso.
Tracy & Robins afirman que, si uno no externaliza la culpa de los fracasos, entonces "puede necesitar adoptar una estrategia a largo plazo de modificación del comportamiento (p. Ej., Trabajar para convertirse en un tipo diferente de persona)". Las implicaciones del rol de la vergüenza como un mecanismo estratégicamente empleado para la radicalización por parte de las organizaciones terroristas, son evidentes en relación con las dinámicas de endogrupo-fuera de grupo y las tácticas de formación de identidad. La explotación de esta condición de vergüenza puede comprenderse mejor a través de teorías tales como: la teoría del encuadre, que tiene un gran valor en los procesos psicológicos cognitivos; y la teoría de identidad de incertidumbre, lo que sugiere que cuando los individuos tienen una identidad incierta sobre sí mismos, pueden recurrir a fuentes de identidad más extremas para lograr el cierre. Además, si las narraciones enmarcadas intentan evocar respuestas emocionales específicas en una población hacia la acción, y adoptar una cosmovisión, entonces también podemos entender las invocaciones estratégicas de incidentes de vergüenza históricos como un medio de regulación de normas externamente aplicada. Incluso, la falta de resolución para incidentes de vergüenza específicos puede crear una herida supurante en una identidad compartida que los radicales pueden reabrir libremente a voluntad.
Es importante notar que la vergüenza a menudo se usa de manera intercambiable con la culpa o la humillación (incluso dentro del entorno clínico), y las distinciones de la culpa y la humillación surgen de la evaluación individual de un evento que induce a la vergüenza. Según June Tangney, la diferenciación entre las dos emociones es delicada, pero importante, y cuando las personas sienten vergüenza, "se sienten mal por sí mismas; cuando las personas se sienten culpables, se sienten mal por un comportamiento específico ". Esto presenta desafíos únicos para investigaciones pasadas (por ejemplo, estudios de furia) que utilizaron primos hipónimos de la vergüenza: enojo y humillación. Sin embargo, aunque esto está más allá del alcance de este artículo, el potencial de categorización incorrecta de tales emociones similares en investigaciones pasadas sobre la radicalización, debería abordarse en futuras investigaciones.
Lo que podemos deducir de la evaluación de la singularidad emocional de la vergüenza es que la vergüenza es una emoción inmensamente poderosa y formativa. Además, las narrativas basadas en la vergüenza son poderosas para empujar a los individuos a aceptar una nueva visión del mundo, particularmente si el dolor social derivado de la inconformidad se amplifica con una amenaza a la seguridad individual, derivada de transgresiones morales y violaciones de normas. Cuando el valor social de un individuo se deriva de un endogrupo, acosado por una narrativa terrorista que busca dividir al endogrupo en partidarios de su cosmovisión y aquellos que están en un estado de incorrección, genera las adecuadas condiciones para la utilización de la vergüenza como reclutamiento y radicalización.

La aplicación conceptual de la vergüenza a los estudios de radicalización
Conexión teórica
Como el estudio de la radicalización se ha desplazado en gran parte a examinar lo que las personas creen, a cómo llegan a creerlo, existe un claro valor al considerar la vergüenza como un mecanismo emocional dentro de un proceso de adopción progresiva y compromiso con una identidad radical y una cosmovisión. Los mecanismos emocionales proporcionan una sólida comprensión de cómo alguien llega a creer algo, y con sus conflictos en curso, pueden arrojar luz sobre los factores de radicalización que contribuyen dentro de un individuo o dentro de comunidades que pasan desapercibidas, debido a su naturaleza tabú reprimida. Las organizaciones terroristas, como Al Qaeda o el Estado Islámico, rutinariamente utilizan narrativas basadas en emociones en sus estrategias de reclutamiento y radicalización. Por ejemplo, en una declaración en internet publicada en marzo de 2010, el radicalizador de al-Qaeda, Anwar al-Awlaki, planteó la siguiente pregunta a los musulmanes estadounidenses:
Con la invasión estadounidense de Iraq y la continua agresión estadounidense contra los musulmanes, no pude reconciliarme entre vivir en los EE. UU. y ser musulmán, y finalmente llegué a la conclusión de que la yihad contra Estados Unidos es vinculante para mí como lo es para todos los demás musulmanes
A los musulmanes en Norteamérica, les digo lo siguiente: ¿Cómo puede su conciencia permitirles vivir en una coexistencia pacífica con una nación que es responsable de la tiranía y los crímenes cometidos contra sus propios hermanos y hermanas? 
Tales preguntas dentro de las narrativas de reclutamiento yihadistas están diseñadas para alimentar la incertidumbre dentro de la naturaleza de identidad dual de los musulmanes estadounidenses. Al hacer referencia a la conciencia y yuxtaponer una cosmovisión proto-musulmana compartida contra la inmoralidad enmarcada de la nación anfitriona (en este caso, Estados Unidos), al-Awlaki y sus compañeros ideólogos yihadistas esperan avergonzar a los oyentes a abandonar su apego a la identidad estadounidense y revelarse contra ellos para rectificar sus fechorías. Tales súplicas son respaldadas por un “despertar” interno por al-Awlaki que determinó que su identidad no podía sustentar los valores estadounidenses y musulmanes en todo su ser. Por otro lado, los musulmanes estadounidenses que creen que las enseñanzas de al-Awlaki son repugnantes, pueden considerar vergonzoso saber que hay musulmanes estadounidenses que están de acuerdo con él, o que él mismo era estadounidense.
El siguiente planteamiento sobre cómo la vergüenza puede jugar un papel central en las estrategias de reclutamiento y radicalización de las organizaciones terroristas, no pretende ser una exploración exhaustiva de la interacción entre los dos sujetos. Por el contrario, la presencia casi universal de la vergüenza en nuestras vidas y su necesidad de autorreflexión sugieren que su papel dentro de la radicalización probablemente esté presente en todo el proceso en su conjunto, y no solo en aplicaciones discretas.
En primer lugar, la capacidad de la vergüenza de tener un impacto en la identidad a través de la devaluación entre iguales y la culpa del exogrupo merece una atención significativa por parte de los académicos. El análisis del uso de la vergüenza por parte de las organizaciones terroristas puede y debe realizarse tanto a nivel individual como grupal. Las experiencias individuales y colectivas de vergüenza son fácilmente explotables por aquellos que buscan poner una identidad entitativa en tantos reclutas como sea posible. El nexo entre la preocupación de la vergüenza por la percepción de uno mismo de los demás, y el papel que juegan los grupos en protegerse a través de la afiliación con un grupo de identidad que proporciona al individuo una asociación positiva, sugiere una presencia generalizada del uso de la vergüenza en la búsqueda de individuos en una identidad de grupo que puede afirmar su cosmovisión, y el uso de la vergüenza para aumentar la narrativa de identidad del grupo en un contexto radical.
La teoría de la identidad de incertidumbre proporciona una fuerte conceptualización de la relación entre la vergüenza y los "fundamentos motivacionales de los procesos de identidad social". Como la incertidumbre es un sentimiento aversivo, motiva a uno a actuar para reducir la incertidumbre, particularmente las incertidumbres relacionadas con uno mismo. En particular, el apego a los grupos entitativos (una representación pura de la identidad del endogrupo) presenta una resolución clara a la incertidumbre de la categorización del yo dentro de la esfera social. Estas narrativas buscan descartar a aquellos dentro del endogrupo que, si se les da la plataforma adecuada o el poder suficiente, desmantelarían el argumento entitativo de la organización terrorista.
Esto es notablemente similar a las tendencias de acción de la vergüenza, que buscan reducir la incertidumbre sobre la publicidad potencial de las transgresiones morales y el efecto que pueda tener sobre la posición social de uno. Debido a que la vergüenza es una emoción cognitiva que requiere autorreflexión, cuando las narrativas que buscan forzar una identidad dicotómica sobre un endogrupo que surgen de organizaciones terroristas, se producirá un cuestionamiento inconsciente o consciente del sentido de apego a la identidad compartida de un individuo, particularmente sin centrarse en la moralidad y la violación de la norma. En tales circunstancias, cuando uno percibe que el endogrupo tiene un valor moral positivo, la adopción de esos valores puede proporcionar una vía para resolver la incertidumbre instigada por la humillación moral.

Narrativas de vergüenza
Las narrativas de radicalización no solo están destinadas a atraer a personas que ya simpatizan con una causa terrorista, sino que también están destinadas a dividir a las poblaciones en dos grupos: simpatizantes (y por lo tanto posibles reclutas) y apóstatas .Los apóstatas, o aquellos que rechazan la identidad moral del grupo entitativo, sirven así a la agenda terrorista proporcionando una lámina contra la cual las organizaciones pueden adjuntar una imagen negativa a aquello que amenaza la identidad entitativa que promueven. El objetivo de la vergüenza, distanciarse del dolor social, presenta a las organizaciones terroristas una herramienta poderosa de división social, particularmente cuando se vincula a una narrativa entitativa. Una vez que se ha establecido la división social, las narrativas de violación de normas se convierten en una herramienta aún más efectiva, particularmente si el grupo entitativo utiliza factores de identidad previamente compartidos como una perspectiva religiosa o nacionalista compartida. En situaciones donde la identidad es multifacética, como religio-nacionalista o etno-nacionalista,
Además del rol de endogrupo de la vergüenza en la identificación con grupos entitativos, su relación con la regulación de normas expone cómo las narraciones radicales pueden encontrar puntos de apoyo en individuos que de otro modo serían "normales" e inocular a las comunidades. El método por el cual las organizaciones terroristas pueden utilizar la vergüenza para la regulación de normas depende de cómo se enmarca la narración dentro de las sociedades. Ejemplos de este tipo de narrativas existen en marcos yihadistas de conflictos en los que el concepto de ummah global se evoca como una identidad general para todos los musulmanes, por lo que cualquier persona que no busque actuar en su protección contra los agresores, se les considera musulmanes inferiores y posiblemente apóstatas. Tales narrativas pueden evocar una sensación de fracaso del yo, dentro de los destinatarios del mensaje porque gran parte de la narrativa está enraizada en una visión del mundo ya compartida a través de los textos coránicos, los objetivos típicos de la vergüenza de distanciamiento se vuelven difíciles, sino imposibles, sin rechazar también el yo estable. Por lo tanto, es completamente posible que la aceptación de la narrativa radical se vuelva más fácil que rechazar los aspectos estables del yo que se considera un fracaso, cumpliendo así las tendencias de acción de la vergüenza a través de un camino inesperado.
Es importante destacar que la aplicación de narrativas entitativas o de vanguardia, para alentar el apoyo popular a una identidad más radical no se limita al desafío yihadista interno del mundo islámico, sino a la identidad musulmana. Al igual que la vergüenza misma, las narrativas entitativas y de vanguardia se encuentran en la mayoría de las formas de movimientos sociales y entidades extremistas. Por ejemplo, las facciones extremas de colonos israelíes han utilizado durante mucho tiempo una narrativa similar, que busca disminuir a la mayoría del pueblo israelí que no apoya una adhesión más fuerte a la ideología de la Gran Tierra de Israel. La vergüenza se aplica en su invocación de narrativas de que el gobierno de Israel actuará a veces como un régimen nazi que intenta impedir que la “verdadera” nación judía emerja.
Además, en el conflicto palestino-israelí, ambas partes evocan varios incidentes vergonzosos en su estructura cultural de la necesidad de adhesión y promoción dentro del grupo. Desde el lado palestino, la Nakba (la gran tragedia y la incapacidad de detener la expulsión de árabes a manos de los sionistas) continúa justificando una fuerte defensa interna contra los "otros" (sionistas israelíes) que sometió al grupo interno a un estado vergonzoso. La vergüenza en este caso es no haber sido lo suficientemente fuerte como para detener la tragedia que sucedió a los que compartían la identidad del endogrupo. De esta manera, las narrativas radicales intentan capitalizar esta llaga abierta al afirmar que se requiere un esfuerzo palestino más fuerte y autosuficiente para expiar este fracaso pasado.
En el otro lado del conflicto, los colonos israelíes utilizan tácticas narrativas similares para explotar incidentes de vergüenza casi idénticos. En Hebrón, la masacre de 1929 continúa sirviendo como agente de reclutamiento y radicalización, para que los individuos justifiquen actividades agresivas que se ajusten a una definición mínima de comportamiento radical. Lo que podemos inferir de las acciones tomadas, es que estas personas han aceptado las cosmovisiones de ambos lados que deben actuar para expiar las fallas del pasado del yo colectivo para evitar que ocurra un incidente. El hecho de no haberse preparado para el evento es una falla interna y colectiva, y, como lo sugiere Tracy & Robins, la vergüenza del evento cambia casi simultáneamente en un enojo hacia un grupo externo. Si bien los estudios han examinado este tipo de incidentes y agravios desde la perspectiva de una motivación de humillación, es necesario profundizar en este tipo de eventos. Esto sugiere un impacto más prolongado en él o los individuos, y por lo tanto constituye un sentimiento emocional más que una respuesta emocional discreta a un evento específico o eventos recurrentes.
Por lo tanto, estas expresiones de vergüenza basadas en grupos, corren paralelas a las capacidades individuales para experimentar vergüenza por los mismos problemas, y ambas actúan como reguladores de normas al rechazar la falla individual de adherirse a la creencia como incompatible con lo que constituye una perspectiva palestina o israelí adecuada. Además, estas narraciones sirven como baluartes contra las amenazas percibidas contra la identidad del endogrupo y, por lo tanto, contra las normas y valores a los que se adhieren. Para aquellos que se identifican como israelíes, el rechazo de otros israelíes por no apoyar la idea de que los judíos deben vivir en tierras judías bíblicas, puede conducir a la evaluación de que experimentarán un dolor social si esa opinión se hiciera pública. Igualmente, Los palestinos que no comparten la creencia en el llamado "derecho al retorno" pueden considerar que el dolor social asociado con la divulgación de su desacuerdo se enfrentará al ostracismo. En última instancia, ambas partes pueden encontrar que estar de acuerdo con la narración, o no decir nada en absoluto, es más fácil que tratar de debatir el tema internamente, lo que puede reducir las repercusiones sociales. Si bien estos casos no son los mismos en términos de grado de uso organizativo terrorista de la vergüenza, demuestran cómo las creencias comunales pueden justificar la adopción de narrativas más extremas.

La vergüenza como herramienta terrorista
Al explorar más a fondo el aspecto de vergüenza de la devaluación social, podemos ver esfuerzos como el reclutamiento da'wa de yihadistas. En el Reino Unido, el reclutamiento da'wa de la red al-Muhajiroun (y sus sucesores) ofrecen una oportunidad única para examinar la aplicación de la vergüenza en los esfuerzos de reclutamiento y radicalización. Al-Muhajiroun adopta una narrativa entitativa estricta del conflicto endogrupo-exogrupo entre el islam y Occidente. El compromiso con la identidad se extiende más allá de las palabras a través de las apariencias físicas que significan un "verdadero" musulmán, como el atuendo tradicional islámico, la barba y otros elementos que esencialmente crean un uniforme fácilmente identificable del musulmán adherente. Además, según al-Muhajiroun, el verdadero Islam es incompatible con el nacionalismo secular, y por lo tanto cualquier musulmán que dice ser británico no puede ser también un verdadero musulmán, y por lo tanto es inferior a los miembros de al-Muhajiroun. Tal desafío al yo estable generará incertidumbre.
El repertorio de acción de la organización utiliza una defensa de igual a igual a nivel de calle para su visión del mundo radical y su identidad. Al desafiar a las personas en las calles con su estilo de megáfono de proselitismo, los agentes de al-Muhajiroun empujan al individuo expuesto a un reflejo del yo. La devaluación entre iguales y el dolor social no son un potencial en estas circunstancias, sino que son inmediatos e inevitables dada la intimidad de los encuentros, disminuyendo las opciones para alcanzar las orientaciones de objetivos de la vergüenza como el distanciamiento, la eliminación y la evasión.
Como se evidencia viendo los videos da'wa en internet de la red al-Muhajiroun, la mayoría de los objetivos del proselitismo de la red se deslizarán y evitarán cualquier confrontación, claramente incómoda con la exhibición descarada de percepciones radicales que contradicen profundamente las normas y valores británicos. Para aquellos transeúntes que son musulmanes y se identifican más fuertemente con una identidad pluralista británico-musulmana, las percepciones de cómo la mayoría de los ciudadanos británicos ven la representación de musulmanes de al-Muhajiroun pueden evocar un sentimiento de vergüenza, por estar asociado con tales perversos entendimientos de lo que constituye un “musulmán”, y puede conducir a la desconexión y la falta de voluntad para desafiar a los activistas de al-Muhajiroun. En el pensamiento contemporáneo de la radicalización en el que la narrativa no logró atraer apoyo, se excluiría el reclutamiento da'wa como un éxito. Sin embargo, cuando consideramos que la vergüenza puede actuar como un mecanismo para atraer y alejar a las personas, estas narrativas descaradas y agresivas en realidad benefician las necesidades organizativas de grupos como al-Muhajiroun. Básicamente, si tales esfuerzos de al-Muhajiroun atraen a un recluta de cada 50 personas, también han creado 49 individuos que no están atados activamente contra la narrativa del producto que los miembros de al-Muhajiroun están vendiendo. Esta es una victoria crucial para los grupos entitativos, ya que superar su debilidad relativa como minoría, es su mayor desafío.

Enmarcar la vergüenza
Para comprender cómo analizar la vergüenza dentro del proceso de radicalización, es importante comprender el beneficio del encuadre narrativo basado en las emociones. El estudio de caso de Mohammed M. Hafez destaca el uso de narrativas emocionales dentro de Iraq para movilizar a los reclutas a realizar ataques suicidas con bombas en nombre de organizaciones terroristas. Golpeando el clavo en la cabeza, Hafez explica cómo estas narraciones exageran el maltrato de las mujeres y apelan a la masculinidad de los hombres para avergonzarlas a la acción. A los terroristas suicidas se les otorgó un estatus elevado de seres moralmente extraordinarios que hacen el máximo sacrificio en nombre de la identidad más grande dentro del grupo, la nación musulmana.
Las organizaciones que Hafez destacó en su estudio utilizaron narraciones como la persecución global de musulmanes por parte de "cruzados" occidentales, fallas de los gobiernos musulmanes para protegerse contra estas persecuciones (así como su complicidad en las persecuciones) y la promoción del martirio de los musulmanes que lucharon y se sacrificaron para proteger la identidad del endogrupo. El propósito es "entrelazar sus tres narrativas para sugerir una condición perjudicial que requiere una acción inmediata, ofrecer una explicación de las causas de esta condición persistente y presentar la solución necesaria para superar el problema". Hafez sostiene que "la humillación" está en el corazón de las narrativas movilizadoras de los insurgentes debido a las imágenes que destacan las violaciones de las normas iraquíes y musulmanas (es decir, las muertes de sus mujeres y niños, la caída del gobierno iraquí, ataques militares contra mezquitas durante las oraciones, soldados estadounidenses disparando o denigrando a los insurgentes iraquíes, y más). Además, Hafez afirma que estas imágenes están diseñadas para personalizar el sufrimiento y aumentar la sensación de impotencia e indignación que muchos musulmanes sienten.  Tales narrativas son el estándar de oro para comprender cómo la incertidumbre sobre el “statu quo” puede ser empujada hacia visiones del mundo a través de imágenes y encuadres que inducen a la vergüenza. Lo que Hafez describe es un claro intento de manipular ampliamente el sentimiento emocional de la vergüenza dentro de la identidad musulmana iraquí. 
Lo que es abundantemente claro de este pasaje y del estudio realizado por Hafez sobre el papel que juega el encuadre en los esfuerzos de radicalización de las organizaciones terroristas, es el uso directo e intencional de la vergüenza como un agente movilizador y radicalizador. El estudio también destaca el uso de narrativas entitativas que promueven las divisiones internas entre musulmanes sunitas y chiítas, y etiqueta a las fuerzas de seguridad iraquíes como "colaboradores" de las fuerzas estadounidenses.

El papel de la vergüenza en justificar la violencia
Por último, al abordar el posible vínculo entre la vergüenza y la justificación de la violencia, los esfuerzos académicos deben recurrir a teorías como la espiral de vergüenza y rabia para obtener una explicación. A través de su combinación con narrativas de encuadre, esta teoría puede arrojar luz sobre cómo las organizaciones terroristas pueden condicionar a un endogrupo a aceptar acciones violentas para aliviar o adelantarse al dolor social que podría surgir en un incidente de vergüenza impuesto por otro. Bertjan Doojse afirma que virtualmente todos los grupos se perciben a sí mismos como moralmente superiores, y cuando las amenazas se manifiestan en contra de esa superioridad, podría provocar un sentimiento de vergüenza, facilitando la aceptación cognitiva de la violencia para rechazar forzosamente la amenaza percibida.
Los sentimientos de vergüenza colectivos a largo plazo enmarcados por organizaciones terroristas, así como la ineptitud de los regímenes musulmanes para proteger sus tierras contra las invasiones occidentales, presentan minas particularmente ricas de sentimientos emotivos para movilizar individuos hacia estados radicales, y una voluntad de justificar la violencia. Las fallas que se transforman en culpa externa, pueden convertirse en una fuente de enojo provocada por un esfuerzo de escapar internamente de la autorreflexión necesaria, para procesar el evento de vergüenza que está ocurriendo. La exposición prolongada a la vergüenza puede llevar a la propensión de la vergüenza dentro de las comunidades afectadas y a una mayor " excitación por enojo, irritabilidad y hostilidad indirecta"." Hasta el momento, no hay indicios de que este estado mental de vergüenza pueda conducir a la agresión directa, aunque sugiere que las personas que sufren de un estado emocional de vergüenza-ira podrían ser más susceptibles a las narrativas que ayudan a culpar directamente de eventos negativos a objetivos externos.
En términos de radicalización yihadista, las narraciones que buscan establecer una justificación defensiva de la yihad, pueden declarar la necesidad de desplegar tácticas violentas o tácticas de intimidación en predominio de otro esfuerzo occidental que podría avergonzar al islam o a los musulmanes en todo el mundo. Al preguntar a la ummah (unidad de los musulmanes) global para movilizarse, en sus narrativas buscan arrojar a aquellos que no actúan como cómplices en la perpetuación de la vergüenza sobre la identidad colectiva musulmana. La conexión entre la incapacidad del yo estable a largo plazo, para adherirse a las normas esperadas de defensa colectiva de la identidad del endogrupo más amplio y la narrativa entitativa de la identidad, proporciona a las organizaciones terroristas una herramienta inmensamente influyente. Esto también puede explicar por qué los modelos de radicalización anteriores, describen la creciente asunción de la identidad entitativa y las acciones en su defensa como un camino determinista hacia el terror.
En un claro ejemplo de cómo las actividades basadas en la vergüenza y las narraciones pueden influir en las acciones individuales, al-Mahjiroun estaba vinculado ideológicamente a los asesinos del soldado británico Lee Rigby. Ambos atacantes, Michael Adebowale y Michael Adebolajo, asistieron a mítines y manifestaciones al-Mahjiroun. Adebolajo, reveló más tarde, que recibió tutoría directa de Omar Bakri Mohammad, el fundador de al-Muhjiroun.  Uno de los temas que motivó la conversión reciente al islam, según Bakri Mohammad, fue la invasión de Irak y Afganistán por parte de las fuerzas occidentales lideradas por Estados Unidos. Los llamamientos narrativos para defenderse de la invasión de Occidente a esos dos países no son pocos, y existe una gran probabilidad de que el enfurecido Adebolajo estuviera luchando con la vergüenza que rodeaba las injusticias que percibía asociadas con esas invasiones. Existen otros como Adebolajo, y no solo en el contexto del yihadismo. La vergüenza es una emoción universal y su estudio dentro de la radicalización debería extenderse a otros estudios de casos de radicalización, especialmente aquellos que pueden describirse como radicalización actitudinal, donde se acepta la justificación de la violencia, pero el uso de la violencia aún no se ha materializado.

Conclusión
En la búsqueda de un factor oculto subyacente que predisponga a individuos y comunidades a las narrativas de radicalización ha identificado la vergüenza, una emoción autoconsciente que a veces se manifiesta inconscientemente como un posible eslabón perdido en los aspectos más avanzados de los modelos de radicalización basados ​​en procesos.
Además, es claramente posible que las personas y las comunidades expuestas rutinariamente a narrativas y hechos de vergüenza convincentes, puedan llevar consigo un sentimiento emocional de vergüenza que existe de manera más persistente que las experiencias emocionales discretas, que un solo evento puede evocar. Esta predisposición emocional persistente puede enardecer a las organizaciones terroristas interesadas en explotar los cambios culturales, religiosos y políticos. Por ejemplo, al mirar más allá del caso de al-Muhajiroun a otras circunstancias de los últimos desafíos de radicalización doméstica, sentimientos de vergüenza a largo plazo pueden desempeñar un papel en la comprensión de los fenómenos o extremismo de segunda y tercera generación en países europeos como Francia y Bélgica, dos países recientemente acosados ​​por oleadas de ataques terroristas perpetrados por musulmanes con antecedentes de inmigración en sus familias. Para descubrir el impacto de las narrativas de vergüenza a largo plazo sobre la radicalización, la investigación futura debería emplear evaluaciones empíricas de medios como Inspire de Al Qaeda y las revistas Dabiq del Estado Islámico, para evaluar cómo se sitúa y se explota la vergüenza en los textos. Además, los exámenes de radicales prominentes, como las declaraciones de Anwar al-Awlaki sobre narrativas de vergüenza podrían brindar un apoyo más sólido a las conexiones teóricas sugeridas en este artículo.
Lo más crítico, es que las investigaciones futuras no deberían evitar ampliar el papel de la vergüenza más allá de las amenazas inmediatas que plantean las organizaciones terroristas yihadistas, ya que la presencia universal de la vergüenza sugiere un rol más amplio en el extremismo político para esta emoción tabú. El surgimiento de grupos nacionalistas de derechas y partidos políticos que expresan su propia identidad distintiva como justificación para expulsar o calumniar, a aquellos que consideran no aptos para ser parte de la comunidad, y por lo tanto generalmente aceptables, debe poner la vergüenza firmemente en la exploración de los mecanismos emocionales que atraen, el movilizar y luego explotar a las personas a través de la radicalización. Además, la investigación futura también debería examinar, en conjunto, la emoción pareada de la vergüenza: el orgullo. Las percepciones de la superioridad del endogrupo no deben separarse de las percepciones de la vergüenza. Si en el extremo de un péndulo existe la retirada completa de una identidad compartida debido a la vergüenza, en el otro lado lógicamente sería el apego completo a una identidad colectiva debido al orgullo. Los dos deben explorarse juntos y en sus interacciones.
En conclusión, algunas organizaciones terroristas han utilizado a sabiendas, y tal vez sin saberlo, este tabú emocional extremadamente poderoso para explotar las desavenencias sociales e impulsar el reclutamiento y la radicalización. La vergüenza les da a estas organizaciones una palanca para romper cognitivamente su yo y abrirlas para su narrativa radical. Enmarcar conflictos u otros motivos como perpetradores de injusticias rutinarias e históricas contra la sociedad, puede crear una sensación de fracaso del yo estable, por no hacer más que proteger la imagen dentro del grupo y permitir la externalización de la culpa y la ira. Además, los mensajes dirigidos y las interacciones personales se intensifican en sus tácticas narrativas cuando la vergüenza se despliega a través de la devaluación entre iguales, el principio básico de la tendencia a la aversión de la vergüenza.


23 mar 2017

El Emni de Daesh: Orígenes y funcionamiento interno de su servicio de Inteligencia.

Abstracto.
En este artículo, me baso principalmente en las declaraciones en primera persona de los desertores actuales de Daesh, amplía la labor del periodista de investigación Christoph Reuter de Der Spiegel (Hamburgo, GFR), que informó por primera vez del descubrimiento de los archivos de Haji Bakr, uno de los organizadores iraquíes de El Emni de Daesh en los años en que se prepararon los preparativos para el Estado islámico. Los archivos de Bakr ponen de manifiesto que Daesh no es sólo una organización terrorista, sino que fue creada por antiguos operadores de inteligencia del estado baazista con la intención de construir un nuevo estado. Mis investigaciones también confirman los datos recopilados por el periodista del New York Times, Rukmini Callimachi. En conjunto, estas tres fuentes utilizadas y analizadas aquí arrojan luz sobre las actividades altamente subversivas llevadas a cabo por el Emni en nombre del “Estado Islámico”, y describen también las aspiraciones de Daesh de atacar a Occidente.

Introducción.
Desertores del Daesh de Siria, Europa Occidental, Asia Central y los Balcanes, entrevistados en el último año y medio en el Proyecto Entrevistas de los desertores de Daesh, informaron acerca de la vida en el interior de Daesh y sus razones para en última instancia y arriesgando sus vidas, escapar. La muestra fue recolectada mediante una técnica de muestreo no probabilística (bola de nieve o encadenamiento) con el resultado de 32 entrevistas a sirios en Turquía, 5 ciudadanos de los Balcanes, 3 europeos occidentales y 2 asiáticos centrales durante el período de octubre de 2015 a febrero de 2017. Los sujetos, con edades comprendidas entre los 15 y los 52 años constaban de 6 mujeres y 36 hombres. Sus funciones en Daesh variaban entre combatientes, comandantes, personal de suministro logístico, guardias y policías (incluyendo las esposas de policías y combatientes). Cada entrevista duró entre una y cinco horas. La técnica de la entrevista fue semi-estructurada, primero se permitió que el sujeto contara su historia y luego se aplicó una serie de 45 preguntas profundizando en cualquier área de la que el sujeto tuviera conocimiento de primera mano. Las versiones de los desertores fueron tratadas como auténticas, basándome en haber sido condenados por cargos de terrorismo en 10 casos, o mediante referencias y verificación de desertores conocidos o contrabandistas de los otros 32 casos. Además fueron evaluados como auténticos desertores, verificando sus historias con hechos conocidos sobre Daesh y sus respuestas post-traumáticas evidenciadas al hablar de la brutalidad del grupo.
Además de sus historias personales sobre la vida dentro de Daesh, los desertores también compartieron sus observaciones de las operaciones de inteligencia del Daesh, conocida en árabe como "Emni". De las historias detalladas de los desertores, complementadas aquí con los informes de los periodistas y algunas de mis propias experiencias investigando a cientos de terroristas a lo largo de los años, he podido reconstruir una visión escalofriante de la estructura, el liderazgo, los deberes, la financiación y los patrones de comunicación del Emni. Este artículo, lo baso principalmente en los relatos de primera persona de los desertores reales de Daesh recopilados desde octubre de 2015, investigando a 42 desertores, confirmando y ampliando el trabajo de periodista de investigación de Christoph Reuter de Der Spiegel (Hamburgo, GFR) que informó por primera vez sobre el descubrimiento de los archivos de Haji Bakr, uno de los organizadores iraquíes del Emni en los años en que el Estado islámico se estaba reuniendo. Los archivos de Bakr detallan el funcionamiento interno de Daesh y su organización de inteligencia, dependiendo en gran medida de su experiencia dentro del aparato de inteligencia iraquí de Saddam Hussein. Dejan claro cómo Daesh no es sólo una organización terrorista y que fue creada por antiguos operadores de inteligencia estatales con la intención de funcionar como un estado, de hecho, fue por lo que sus adherentes lo etiquetaron como "Estado islámico". Del mismo modo, mis investigaciones confirman los datos recogidos por el reportero del New York Times, Rukmini Callimachi. Este artículo se basa y confirma, sus informes con el material real de las entrevistas en primera persona de los miembros de Daesh. También arroja luz sobre las actividades altamente organizadas emprendidas por el Emni desde el inicio del "Estado Islámico", para dar origen a la conversión de una de las organizaciones terroristas más totalitarias y brutalmente eficientes hasta la fecha. El artículo también arroja una nueva luz sobre sus aspiraciones de atacar a Occidente (lo que el Emni llama "operaciones externas").

El Emni.
El nombre "Emni" (traducido al inglés) deriva de la raíz árabe "amn", que significa “confianza, seguridad”. En farsi, "Amniyat", y en turco “Emniyet” de la misma raíz árabe y con el mismo significado. En el caso de Daesh, la organización terrorista nombró a su división de inteligencia el "amn" (en árabe). Esto se pasó a las lenguas occidentales, ya que es pronunciado y escrito como "Emni". En el lenguaje de Daesh, Emni básicamente significa "inteligencia". El Emni es responsable de la recolección de inteligencia, tanto dentro del "Estado Islámico" (EI) como el externo, así como la planificación de ataques exteriores a nivel mundial.
Las tareas de Emni, que serán detalladas en las siguientes secciones, incluyen, pero no se limitan a:
·  Recolección de inteligencia para las batallas en Siria, Irak y otros lugares.
·  Reunir inteligencia sobre todos los que viven dentro del "Estado Islámico".
·  Reunir información detallada sobre las áreas que Daesh pretende conquistar.
·  Estudiar a los nuevos reclutas del grupo, especialmente aquellos que aparecen sin "referencias".
·  Recopilación y análisis de inteligencia sobre posibles ataques contra Daesh.
·  Difundir la propaganda y el miedo de Daesh dentro de Estado Islámico y globalmente, más allá de sus propias fronteras.
·  Reclutamiento y despliegue de combatientes extranjeros para recolección de inteligencia y ataques en sus países de origen.
·  Informar a los centros de medios de Daesh sobre ataques externos dirigidos por ellos y los dirigidos contra ellos.
·  Enviar y desplegar espías y reclutadores en Turquía y en otros países, incluyendo espiar a los refugiados sirios que huyen de la violencia.
·  Supervisar las operaciones de soporte logístico de Daesh dentro de Turquía para garantizar que no haya fugas ni interrupciones.
·  Interactuar con agentes de otros grupos y estados terroristas rivales, incluyendo los de la inteligencia de Assad.
·  Cualquier tipo de "trabajo sucio" crítico, incluyendo la organización del comercio de la esclavitud, el petróleo, el trigo y las antigüedades, así como asesinatos, secuestros y el trueque por rehenes.

Orígenes del Emni.
Los orígenes del Emni se revelaron en un descubrimiento casual de documentos en 2014, propiedad de Haji Bakr (alias Samir Abd Muhammad al-Khlifawi), ex coronel del servicio de inteligencia de la Fuerza de Defensa Aérea de Saddam Hussein. Haji Bakr se convirtió en el arquitecto del aparato de inteligencia de Daesh, el Emni. Anteriormente encarcelado en Abu Ghraib y Camp Bucca, junto con el líder de Daesh, Abu Bakr al-Baghdadi, así como otros ex­-funcionarios de inteligencia nacionalista iraquí, Haji Bakr emergió en el liderazgo de un grupo que, después de tramar juntos en Camp Bucca de 2004 a 2008, se reunieron en 2012 para crear la organización clandestina que eventualmente se conoció como el "Estado Islámico". Ansiosos por retomar el poder y restablecer el dominio suní, haciendo de Abu Bakr al-Baghdadi su emir y más tarde califa, de lo que en realidad es un estado totalitario, los antiguos oficiales de inteligencia inteligentemente dieron a la organización un rostro islámico, cuidadosamente inspirado en el modelo del antiguo régimen baaz iraquí, pero ahora envuelto en traje islámico.
Haji Bakr fue enviado por el grupo a Siria a finales de 2012, como parte de un pequeño grupo de avance, con la misión de ayudar a trazar los pasos para el futuro "Estado Islámico", para capturar tanto territorio como sea posible en Siria, y desde allí lanzar una invasión de vuelta a Irak. Haji Bakr se instaló clandestinamente en la pequeña ciudad siria de Tal Rifaat, al norte de Aleppo, donde puso su inmenso conocimiento de la inteligencia de Saddam y sus prácticas totalitarias a trabajar, trazando la invasión de Siria y el surgimiento del "Estado Islámico" que fueron posterior y meticulosamente realizadas por Daesh.
Haji Bakr murió a manos de un grupo rebelde sirio en 2014, pero no antes de haber transmitido sus planes de conocimiento y de inteligencia aprendidas dentro del antiguo régimen totalitario de Saddam Hussein a sus discípulos en el naciente "Estado islámico". Los documentos que se han presentado y descubierto después de su muerte, constan de 31 páginas de organigramas escritas a mano, listas y horarios, en las cuales describe cómo paso a paso, subyugar a una nación. Christoph Reuter, quien primero analizó sus artículos, escribió: "Ellos revelan una composición de varias capas y directivas de acción, algunas ya probadas y otras recientemente diseñadas para la situación anárquica en los territorios de Siria controlados por los rebeldes. En cierto sentido, los documentos son el código fuente del ejército terrorista más exitoso de la historia reciente". Además, eran el código para que una banda de determinados terroristas surgiera no sólo como un grupo terrorista insidiosamente brutal, sino también como estado totalitario, capaz de gobernar sin piedad su territorio y a sus ciudadanos.
Al igual que los desertores entrevistados relataron, el plan de Haji Bakr implica los siguientes pasos: selección de personal, "Estado islámico" abre por primera vez una oficina dawa (enseñanza islámica) en las ciudades que planean ocupar, todo en un esfuerzo para ganar los corazones y las mentes de los locales. En estos centros, se reclutaron espías entre los que asistieron a conferencias y cursos sobre la vida islámica. La mayoría tenía veintitantos años, pero algunos de tan sólo 16 y 17 años de edad también fueron instruidos para espiar a su propia gente, reunir listas de las familias poderosas en el pueblo y proporcionar detalles sobre las personas dentro de esas familias, sus fuentes de ingresos y cualquier información comprometedora que pudiera hacerlos caer presos del chantaje, particularmente sus violaciones de la shariah (ley islámica). Asimismo, estos espías hicieron listas y descripciones de brigadas rebeldes en el pueblo, sus líderes y orientaciones políticas. La infiltración fue seguida por la eliminación de cualquier individuo considerado como un líder potencial u oponente a Daesh. Por otra parte, siguiendo el ejemplo de otros grupos terroristas (rebeldes chechenos de Basaev por ejemplo), Haji Bakr dio instrucciones a algunos de los "hermanos", exclusivamente transmitidos a los maestros dawa, a casarse con mujeres locales de las familias prominentes para garantizar la penetración de Daesh en dichas familias sin su conocimiento.
Siguiendo este plan, Daesh ocupo Siria, aldea por aldea, a menudo sorprendiendo completamente a los residentes mientras evitaba grandes pérdidas en batallas. El Emni, siguiendo los planes de Haji Bakr, confió en la vigilancia, espionaje, asesinato y secuestro allanando el camino para la creación de la poderosa estructura estatal totalitaria del "Estado Islámico". Al mismo tiempo, también disfrazaban su subversión bajo la cobertura religiosa del Islam, explotando así la fe religiosa de otros para obtener el poder supremo. El plan de Bakr era emular a los omnipresentes órganos de seguridad de Saddam Hussein, con el objetivo de que cada individuo se vigilara, creando así un ambiente de seguridad en el que todos vivieran en un estado de temor e incertidumbre sobre si ellos también estaban o no siendo espiados.
Otros documentos capturados del Daesh en Aleppo confirmaron el sistema de vigilancia interna establecido, así como el sistema altamente complejo de infiltración y vigilancia de todos los grupos que se oponen a ellos, en estos archivos había largas listas que identificaban a los informantes instalados en cada brigada rebelde y milicia gubernamental. Estas listas incluso señalaron que entre los rebeldes había un espía para el servicio de inteligencia de Assad. Las listas también confirmaron las instrucciones del personal de Daesh para casarse estratégicamente en familias influyentes anteriormente a la ocupación de los pueblos, ganando así su lealtad y fidelidad antes de que Daesh tomara el poder completo.
El Emni también fue cuidadoso al crear subrepticiamente fuerzas combatientes en campos de entrenamiento militar discretos en áreas remotas de Siria, sin que nadie pudiese decir quién los lideraba. Allí se reunieron los combatientes extranjeros de países árabes, Europa y los Balcanes, la mayor parte no tenían una seria experiencia militar, y los pusieron bajo el mando de los chechenos probados en batalla y uzbekos que sirvieron como "fuerzas especiales" de élite de Daesh, lo que permitió crear tropas ciegamente obedientes que carecían de conocimiento del terreno social en el que operaban y no tenían razones para mostrar misericordia hacia los lugareños, como resultado, lucharon leal y fácilmente según les adoctrinaron "escuchar y obedecer".
El Emni también usó estrategias para crear el temor y la duda dentro de los grupos rivales rebeldes sirios. Sus combatientes siempre aparecieron con máscaras negras, dando la impresión de que había mucho más de lo que realmente era el caso. Dentro del Estado islámico, hay estructuras estatales, burocracia y autoridades. Pero también hay una estructura de mando paralela: unidades de élite junto a las tropas normales; Comandantes adicionales junto al jefe militar nominado Omar al-Shishani; Los intermediarios del poder que trasladan o degradan a emires provinciales y municipales o incluso los hacen desaparecer a voluntad. Además, por regla general, las decisiones no se toman en los consejos Shura, normalmente el máximo órgano decisorio. En cambio, están siendo hechas por "personas cualificadas para elegir o deponer a un califa en nombre de la comunidad musulmana" (ahl al-hall wa´l-aqd ), un círculo clandestino cuyo nombre es tomado del Islam de la época medieval ". 
El diagrama organizado a mano de Haji Bakr (abajo) muestra su visión para el Emni, sacando la cadena de mando de inteligencia que incluía a un emir, o comandante, para encargarse de asesinatos, secuestros, francotiradores, comunicaciones y cifrado, Así como un emir para supervisar a los otros emires "en caso de que no hagan bien su trabajo".


 La Jerarquía de Daesh y el Emni.
Como pudimos apreciar de las entrevistas realizadas a los desertores, Daesh es una organización muy jerárquica, y sus miembros trabajan su camino hasta incorporarse a filas, aquellos en el fondo, que carecen de habilidades útiles, o que desagradan a sus líderes de cualquier manera (incluyendo información de aprendizaje que Daesh desea encubrir), a menudo terminan como desechables "carne de cañón" en misiones suicidas o enviados a las líneas del frente donde es muy probable que sean asesinados.
El pináculo de la membresía Daesh es ser admitido en el prestigioso Emni donde los seleccionados gozan de más autoridad, poder y estatus que en otros puestos de posición relativamente altos, como convertirse en miembros de su policía (Hisbah) o ser parte de combatientes extranjeros. Las unidades Emni también obtienen mucho dinero a su disposición. Cuando comparamos la relación entre el Emni y el Hisbah, el Emni claramente goza de un estado más alto y tiene autoridad operacional sobre el Hisbah. Varias de las fuentes investigadas durante las entrevistas con ellos, confirman que el Emni se hace cargo de algunos de los prisioneros o de casos importantes de los miembros de Hisbah. Esto claramente molesta y enfurece a las unidades Hisbah, sobre todo cuando se enteran de que sus sospechosos han sido torturados y asesinados.
El Emni tiene una estructura centralizada y sigue una jerarquía de inteligencia detallada y las operaciones establecidas por Haji Bakr, quien sirvió como coronel en el ejército de Saddam (expuesto más adelante en la siguiente sección). Las jefaturas de Emni están situadas en la ciudad siria de Al-Bab. Su último jefe conocido fue Abu Muhammad al-Adnani (conocido anteriormente como Taha Sobhi Falaha), de 39 años de edad, nacido cerca de Idlib, Siria. Al-Adnani fue asesinado en agosto de 2016 por un ataque aéreo estadounidense en Al-Bab. Según un desertor reciente de ISIS, el actual líder Emni en Raqqa llamado kunya es el "Dr. Samir" (kunya es un nombre de guerra usado para ocultar la identidad real, una práctica estándar de organizaciones terroristas profesionales). El Dr. Samir es considerado una de las figuras más fuertes y más poderosas de Daesh en Raqqa. Sin embargo, los altos funcionarios estadounidenses de inteligencia y defensa nombran al actual líder como uno de los dos principales tenientes del Sr. Adnani, que fue abatido, a un ciudadano francés llamado en árabe kunya Abu Souleymane al-Faransi (padre de Souleymane, de Francia) o a un sirio que se conoce como Abu Ahmad. Ludovico Carlino, analista de IHS monitor de conflictos en Londres, planteó la perspectiva de Abu Souleymane (cuya familia es de origen tunecino o marroquí), tras haber sido ascendido a la posición de primer planificador del terrorismo para Europa después de la muerte del Sr. Abaaoud (otro operativo de Emni expuesto en detalle más adelante).

Las operaciones de inteligencia de Emni para gobernar y expandir el "Estado islámico".
Una de las muchas cosas que varios desertores describieron, fue la gran cantidad de antiguos baathistas iraquíes que dirigían la organización, incluso en Siria. Habían traído consigo las prácticas de inteligencia operativa de tipo estatal y totalitario aprendidas bajo el gobierno de Saddam Hussein. Estos agentes de inteligencia del Daesh integraron muy hábilmente su propio personal en grupos que se oponían a ellos, pero también "convirtieron" o reclutaron a individuos seleccionados de grupos rivales en activo para servirlos. Los líderes de Daesh podrían así obtener información clave sobre grupos opuestos, sus fortificaciones y puntos débiles antes de atacarlos. Asimismo, estos espías o "bienes" de Daesh también asesinaron a importantes líderes de cualquier grupo opositor, provocando atentados e incluso llevando a cabo operaciones suicidas para propagar el malestar y el terror en todos los grupos rivales, con la intención de debilitarlos antes de enfrentarse en un ataque contra Daesh.
En una ocasión, un individuo que había sido reclutado por al-Nusra le permitieron que regresase a su regimiento como un espía secreto para Daesh. Cuando llegó el momento del ataque de Daesh, le ordenaron que permaneciera con al-Nusra y que llevase en la ropa alguna marca especial que los combatientes de Daesh reconocieran, para no matarlo por accidente. Él debía permanecer "en el papel" a lo largo de la batalla, matando incluso a los combatientes de Daesh si era necesario para evitar ser cogido como espía. Siguiendo las órdenes, incluso mató a un combatiente del Daesh que se le acercaba, quedándose atónito cuando un compañero de al-Nusra le aseguró que lo que había hecho era lo correcto. Cada uno de ellos, desconocidos el uno para el otro estaban incrustados como espías de Daesh.
Mucho antes de su llegada, el Emni también colocó a informantes bien pagados en las aldeas que Daesh pretendía invadir para trazar las posiciones políticas e ideológicas de los que vivían allí. Tras la captura de un nuevo pueblo, y dado el hecho de que los espías ya habían clasificado a la gente, el modus operandi fue aplicado de forma rápida, llevando a cabo los asesinatos de identificados como enemigos, o juzgados como incapacitados para trabajar con ellos.
Abu Tahir, un desertor sirio, de veinticuatro años, comento: ad-Dawlah (en lengua árabe, el grupo yihadista conocido como el Estado Islámico de Irak y el Levante, llamado a sí mismo ad-Dawlah al-Islamiya) comenzó a matar a los líderes de la oposición antes de que el ejército llegase a combatir. En diferentes lugares habíamos estado viendo muchos líderes asesinados antes de la lucha, por los espías ad-Dawlah. Había un puente en Deir ez-Zor. Era la única manera de entrar en Deir ez-Zor, cualquiera que controlase ese puente controlaba Deir ez-Zor, puesto que nadie tenía barcos. Ad-Dawlah vino de Raqqa y rodeó Deir ez-Zor por los dos lados, capturaron el puente y luego ordenaron a su gente que habían incrustado como espías dentro de Jabhat al Nusra y Jaysh al Hur dentro de Deir ez-Zor a movilizarse y crear puntos de control para decirle a la gente que ad-Dawlah había capturado la ciudad (antes de que ellos hubiesen entrado en ella, evitando así la lucha engañando al pueblo).
El Emni también estudia cuidadosamente la población de las áreas en las que ha ganado el control para salvaguardar sus posiciones y eliminar a todos los disidentes dentro de las fronteras del "Estado Islámico". Algo bien aprendido del estado totalitario de Saddam, creando así un miedo generalizado para quien desafíe al grupo de cualquier manera. Los desertores de Daesh incluso eran escépticos con respecto los propios miembros de su familia, incluidos los niños pequeños, por temor a que estos se hubieran convertido en informantes. Algunos observaron que niños de 6 y 7 años eran entrenados y desplegados para el trabajo de inteligencia. Algunos combatientes de Daesh también informaron que eran reacios a divulgar a otros los miembros sus dudas y desacuerdos por la brutalidad de estos, debido al temor que al ser informados sus superiores, ellos fuesen castigados. En diversas ocasiones se ejemplarizó con varias decapitaciones y asesinatos por manifestar o expresar dudas de cualquier manera sobre Daesh.
Un desertor sirio, un hombre de 35 años de Deir ez Zor se unió a Daesh en 2014 tras concluir que practicaban el islam mejor que las otras milicias, sin embargo, él desertó un año más tarde debido al comportamiento del Emni. Estaba molesto porque después de haber invitado a los soldados liberados del ejército sirio para unirse a Daesh y habiendo dado su garantía de que no iban a ser perjudicados si se rendían, el Emni los mató a todos sin tan siquiera juzgarlos.
El Emni también es responsable de descubrir espías dentro de Daesh: capturar, interrogar, torturar y eventualmente ejecutarlos. Cuando los voluntarios extranjeros acuden a Siria para integrase en sus filas, son detenidos durante una semana en un centro de detención de Daesh cerca de la frontera, donde son interrogados e investigados para asegurarse de que no son espías. Aquellos que no son de confianza son enviados a las líneas del frente, para demostrar incluso a sí mismos lo valientes que son, o morir. Los documentos capturados en Alepo revelan que el Emni mantiene listas detalladas y archivos personales sobre los combatientes extranjeros que se unen a ellos, su nivel de conocimiento religioso, sus antiguos conocimientos de capacitación militar y terrorismo, así como sus números de teléfono e incluso sus pasatiempos.

La financiación de Emni.
El Emni recibe una parte significativa del presupuesto del "Estado islámico", que utilizan para la propaganda, el pago de los agentes de inteligencia e informantes, entre otras cosas. Antes del fuerte ataque de los bombardeos rusos y de la coalición a finales de 2015-2016, ISIS no tenía escasez de fondos por la venta de petróleo, esclavos, almacenes de trigo, antigüedades, robos de bancos e impuestos (extorsionando económicamente a quienes vivían dentro de su territorio). La financiación, hasta las últimas incursiones militares en el financiamiento de Daesh, no fue un problema para los Emni quienes parecían haber tenido grandes sumas de dinero a su disposición. Abdelhamid Abaaoud, que desempeñó un papel clave en los ataques terroristas de París y Bruselas a finales de 2015 y primeros de 2016, fue bien financiado para viajar, alquilar apartamentos, trasladar a sus cómplices, comprar pasaportes falsos, armas y los ingredientes necesarios para los explosivos. La prensa francesa informó que, según el interrogatorio a un componente Daesh nacionalizado francés, (probablemente Reda Hame), Abaaoud fue responsable de seleccionar a los candidatos a los que les podría pagar hasta cincuenta mil euros por llevar a cabo los ataques. Lo típico en Daesh fue, que dos tunecinos de Emni de rango superior en la jerarquía de Abaaoud, tuvieron que firmar previamente sobre quién sería enviado para ejecutar las misiones.
Para operaciones internacionales, en circunstancias normales, los combatientes no llevan grandes sumas de dinero. Sin embargo, el dinero se envía a diferentes países de Europa, a través de Western Union o MoneyGram mediante personal de Daesh en Gaziantep o Estambul. Los miembros de Emni en Turquía organizan las transferencias para enviarlas en cantidades más pequeñas y así evitar atraer la atención, haciendo uso de un depositante que no sea un miembro de Emni.

Selección y entrenamiento de Emni.
Al personal de Emni se le considera la "crema de la cosecha" y se eligen en consecuencia, basándose en su lealtad y habilidades. Aquellos con pasaportes occidentales que son reclutados por Daesh para atacar cuando regresen a sus países de origen, se convierten en miembros que no permanecen mucho tiempo en Siria e Irak, particularmente desde finales de 2014 cuando la inteligencia occidental se volvió más proactiva deteniendo a los viajeros que pretendían incorporarse a Daesh y teniéndolos bajo vigilancia a su regreso. Para evitar la detección, el Emni actualmente instruye a los extranjeros que se incorporan a Daesh reservando un paquete de vacaciones en el sur de Turquía, con vuelo de regreso, pero en lugar de disfrutar de unas vacaciones, los nuevos reclutas son contrabandeados en Siria durante un corto período de tiempo, Los instruyen en la formación necesaria para fabricar explosivos y luego son enviados de vuelta a sus países de origen, donde son controlados por emisores de Daesh localmente instalados y por miembros de Emni ubicados en Siria.
Los reclutados en Siria e Irak que más tarde sirven en el Emni, inicialmente no están directamente asignados a el. Se les prueba primero en diferentes cometidos de Daesh y si se les considera exitosos y confiables, se transfieren al Emni. Los miembros de Emni son entrenados en base a las necesidades y el área en la que vayan a trabajar, reciben su capacitación en el lugar, bajo la supervisión de un miembro mayor, siendo este su mentor mientras trabaja. Los únicos cursos especializados para los miembros de Emni implican el entrenamiento militar, de los explosivos, y de las armas.
La confianza, la lealtad y el compromiso son factores clave para la incorporación en el Emni, especialmente si el miembro de Daesh va a ser asignado para una operación fuera de Siria e Irak. Se toman muchas precauciones porque hubo varios miembros de Emni que una vez enviados fuera de Siria e Irak posteriormente cortaron sus lazos con ellos. Básicamente habían utilizado la tarea que les había asignado Emni como medio para escapar de Daesh. Como resultado de todo ello, tienen mucho cuidado de no enviar a su personal fuera de sus fronteras en ausencia de una confianza absoluta.

El uso y control de las comunicaciones de Emni.
Mientras que Daesh es infame por el uso de internet y sus habilidades en las redes sociales (los instrumentos que utiliza para glorificar su causa fuera de sus fronteras y reclutar combatientes extranjeros al llamado “califato”) dentro de Siria e Irak existe un estricto control del uso de Internet, este solo se proporciona a los combatientes de Daesh y civiles por igual en sus cafés denominados "oficinas de correos". Daesh no se basa en ninguna inteligencia técnica de alto nivel para controlar el uso de Internet, sino que coloca a su personal en los "puestos de estas oficinas" para escuchar y ver lo que se está comunicando. En el aspecto técnico, sus ordenadores también son monitoreados de una manera con baja tecnología para el historial de Internet, mientras que las aplicaciones descargables libremente, permiten a los monitores saber si se están accediendo a sitios prohibidos. El acceso a Internet no supervisado todavía se puede obtener a través del servicio de telefonía móvil en ciertas partes del territorio de Daesh, pero se corre el riesgo de descubrir que se ha accedido a ciertos proveedores si se está buscando un teléfono.
El hisbah, o la policía de Daesh, detienen rutinariamente a éstos en su territorio al controlar esporádicamente los teléfonos móviles de civiles y de sus propios combatientes. Esto se hace para asegurarse de que no están descargando material prohibido religiosamente (incluyendo música) o acceder a sitios prohibidos, así como para comprobar si hay algo comprometedor en sus teléfonos móviles en términos de comunicaciones con otros grupos o estados. De esta manera Daesh trata de asegurarse que no hay espías entre sus rangos.
El Emni también investiga los teléfonos de cautivos y rehenes. Varios rehenes de Daesh que han sobrevivido informaron que una de las primeras cosas que su personal exigía de ellos eran las contraseñas de sus teléfonos y cuentas de redes sociales. De hecho, con la información personal tan fácilmente accesible a través de Internet, el Emni investiga a los combatientes extranjeros que llegan sin previo aviso o sin referencias, así como rehenes y cautivos a través de la búsqueda en Internet, para saber si lo que les dicen es cierto y recoger hechos sobre ellos, como los bienes que ellos ó sus familias poseen para obtener rescates.
Los padres de europeos que se habían unido a Daesh, en particular las madres, informaron que sus hijos rutinariamente llamaban a casa para hablar con ellos utilizando aplicaciones basadas en Internet como WhatsApp. Sin embargo, al menos una madre belga se quejó de las restricciones aplicadas en el último año, señaló que su hijo parecía estar bajo la supervisión de un “cuidador” que controlaba tanto la duración de las llamadas a casa como lo que podía decir su familia.
Para sus propias comunicaciones, los miembros de Emni aprendieron de la organización precursora (al-Qaeda en Iraq y la central de al-Qaeda) que no usara correo electrónico o teléfonos que pudieran ser rastreados por la inteligencia extranjera y explotados para descubrir sus zonas y su paradero. Es preferible la comunicación cara a cara, esto en cambio es difícil en aquellos casos en los que el Emni necesita comunicarse con los combatientes extranjeros que han reclutado o desplegado fuera de Siria e Irak. Para estos casos hay procedimientos especiales. Mientras que los miembros regulares de Daesh usan frecuentemente la comunicación telefónica a través de aplicaciones de medios sociales codificadas como Telegram y WhatsApp, el Emni incluso evita utilizar esos medios, en lugar de eso y evitando completamente el escrutinio de seguridad, el personal de Emni confía en la comunicación prearranged a través de videojuegos, de video llamadas o funciones de chat dentro de los juegos. Comunicarse a través de las plataformas de juego es inteligente, ya que pueden esconderse y mezclarse entre los cientos de personas que juegan, charlan y se comunican en estas plataformas en un momento dado.
Los agentes de Emni reciben instrucciones para ser muy cuidadosos con sus palabras y no revelar abiertamente acerca de sus planes a medida que se comunican, a menudo usan frases crípticas que se han acordado de antemano para pasar mensajes. Además, utilizan VPNs (Red Privada Virtual: una tecnología que permite que la computadora en la red envíe y reciba datos sobre redes compartidas o públicas como si fuera una red privada con toda la funcionalidad, seguridad y políticas de gestión de una red privada.). Camuflar las IPs a las que están conectados utilizando software como Tor, y también hay conocimiento de que Emni dio a los reclutas que despliega en Europa software como CCleaner, un programa para borrar completamente todo el historial de un usuario en línea. También se les pide que utilicen varios programas de encriptación y se les indica que envíen mensajes cifrados a una bandeja de correo muerta en un servidor turco para evitar la detección de mensajes de correo electrónico encriptados cargados. Del mismo modo, el Emni también utiliza a nuevos conversos en Europa para utilizarlos como intermediarios llevando mensajes “cara a cara” entre el personal del Emni y sus operativos.
Se espera que los combatientes extranjeros y los nuevos reclutas que actúan fuera del territorio de Daesh lleven a cabo los ataques minimizando las comunicaciones. Cuando el ataque es inminente, Daesh suele cesar la comunicación, esperando el ataque ordenado que se llevará a cabo de inmediato y sin problemas, sin comunicación adicional, a menos que necesiten autorizaciones para cambios en el plan. Los desertores informaron que "la charla" interna a menudo nombra localizaciones de ataques inminentes sin proporcionar detalles en los días que preceden a él.
En algunos casos, si un yihadista local auto iniciado, desconocido por Daesh, ha llevado a cabo un ataque inspirado en ellos, el emir de Emni a cargo de ese país intenta iniciar contactos a través de videojuegos u otro medio de comunicación disponible, para informar a los medios y respaldar que ciertos ataques se llevaron a cabo en nombre de Daesh. Por otra parte, cuando cargan el material de archivo del vídeo del ataque, el personal que los procesa utiliza nuevos teléfonos móviles y las cuentas no utilizadas de modo que los archivos no puedan ser rastreados.
Los medios de comunicación de Daesh también trabajan bajo la coordinación del Emni, que hasta hace poco estaba siendo dirigido por al-Adnani, quien también funcionaba como su portavoz. Se cree que el rapero de Berlín, Denis Cuspert (alias Deso Dogg), tuvo un papel clave en el departamento de medios de Daesh,  al Hayat , formado en mayo de 2014.  Al Hayat  es una de sus principales plataformas. Produce vídeos en varios idiomas, incluyendo el Inglés, así como su revista online “Dabiq”  para informar y reclutar para Daesh. Antes de su muerte, Cuspert a menudo protagonizó muchos de estos videos como un propagandista clave para atraer reclutas occidentales. Los medios de Daesh son cuidadosamente elaborados para propósitos de reclutamiento y propaganda, a veces glorificando sus barbaridades, pero también realizando unos esfuerzos considerables con un intento de transmitir una imagen de un estado utópico estable y funcional. Antes de su muerte, al-Adnani utilizó varios canales de medios para estimular a partidarios de Daesh para atacar y matar a los occidentales apuñalándolos ó ejecutarlos atropellándolos con sus vehículos, incluso sugiriendo el uso de una roca como un arma para aplastar sus cráneos. También promovió la visión del militante yihadista de las misiones de "martirio", produciendo con frecuencia imágenes en los medios de comunicación que glorificaban los ataques suicidas inspirados de Daesh en Occidente. Los medios de comunicación de Daesh no pueden difundir ninguna noticia o análisis sobre ataques o incidentes sucedidos fuera del "Estado Islámico" sin control por parte de Emni.

El Papel de Emni en Relaciones Externas.
El Emni también es responsable de las relaciones externas a Daesh, específicamente navegando y trocando entre las alianzas políticas siempre cambiantes en el terreno que rodea Daesh. Esto se hizo evidente cuando un emisario de Al Qaeda enviado por Ayman al-Zawahiri pasó por alto a Abu Bakr al-Baghdadi, el jefe titular de Daesh, y se reunió con Haji Bakr, el arquitecto de Emni, junto con otros oficiales de inteligencia del "Estado Islámico".
Del mismo modo, en 2014, Haji Bakr reavivó los vínculos con los agentes de inteligencia de Assad; Una década antes, en 2003, cuando Assad temía que las tropas victoriosas de Estados Unidos en Irak siguieran marchando hacia Siria para también derrocar su dictadura. En 2003, la inteligencia de Assad conspiró con los depuestos agentes de inteligencia iraquíes, incluyendo a Haji Bakr, para transferir a combatientes extranjeros a través de Siria a Irak. Se estima que alrededor del noventa por ciento de los atacantes suicidas (que desencadenaron la violencia sectaria sunita / chiíta y dificultaron que los militares estadounidenses proporcionaran seguridad a los iraquíes ordinarios) habían ingresado a Irak a través de Siria. Haji Bakr había consolidado sus lealtades con los generales sirios en 2003, quienes en 2014 estaban de nuevo felices por reunirse para la realización de objetivos conjuntos contra enemigos comunes.
A través de estos reavivados vínculos de inteligencia, los Emni intercambiaron información  que ayudaría a la fuerza aérea de Assad, para que bombardeasen con regularidad las posiciones y las sedes de grupos rebeldes opuestos, dejando a los combatientes de Daesh ilesos. A cambio, Daesh, a través de su Emni, ordenó a sus combatientes que se abstuviesen de disparar contra el ejército sirio. Muchos desertores estaban profundamente desilusionados por estas alianzas recalcando que incluían la venta de reservas de trigo y aceite de Assad, aceite que algunos de los cuales se encontraron más adelante en su camino en las bombas de cañón que caían sobre los civiles sirios. Los desertores también observaron a las fuerzas del régimen extrañamente rendir el territorio sin mucha lucha, e incluso dejando sus armas para Daesh en lugar de destruirlas. Sin embargo, en aquellos casos en que el personal de Daesh cuestionaba las decisiones de los Emni, fueron severamente reprendidos con declaraciones como: "Somos un estado y podemos hacer tratos con cualquiera que queramos".
Entre sus muchas tareas, el Emni controla y supervisa activamente el flujo de operaciones de apoyo logístico de Daesh dentro de Turquía. Estos han sido cruciales para sus operaciones, incluyendo el flujo de los materiales utilizados para la fabricación de explosivos (encendedores, productos químicos, fertilizantes, cables, etc., que se han transferido de Turquía a Daesh) y otras entregas críticas para Daesh. A pesar de que el personal de Emni maneja su logística ellos mismos, también controlan a gente regular de ayuda logística para Daesh como deseen.
El Emni también despliega espías, asesinos y reclutadores en países donde hay un gran número de refugiados sirios. Esto es especialmente cierto en Turquía. Un desertor confirmo que un agente de Emni que clandestinamente siguió y fotografió a un miembro de Daesh en su viaje de R & R  (abreviatura de "descanso y recuperación") a Sanliurfa, Turquía, se reunió en un café con un miembro de la oposición. A su regreso a Siria, este miembro de Daesh fue detenido e interrogado, y tras mostrar la imagen de su reunión, fue asesinado. En Turquía el Emni también recaba información de inteligencia sobre los grupos de oposición a Daesh, de sus actividades y los planes ocultos contra ellos. Al menos cuatro líderes de la oposición siria que se pronunciaron en contra de Daesh fueron asesinados en Turquía por orden de Emni.

El papel de Emni en los ataques en el Oeste.
Daesh ha declarado su deseo de expandir su "califato" más allá de las fronteras de Siria e Irak y ha trabajado duro para reclutar nuevos miembros y planear ataques en Occidente, tareas también llevadas a cabo por personal de Emni. Estas actividades sirven tanto al propósito de expandir el "Califato" de Daesh como para castigar a los enemigos que más les atacan.
Según los informes de interrogatorios de miembros de Daesh detenidos en Europa y Australia, el Emni ha enviado agentes a Austria, Alemania, España, Líbano, Túnez, Bangladesh, Indonesia y Malasia. Los informes internos de informantes de Daesh han revelado que el Emni ha colocado a cientos de sus agentes en países de la Unión Europea, incluyendo a un centenar en Turquía solamente. Ahora se entiende que los agentes entrenados de Emni llevaron a cabo los atentados de la cafetería de París, y los ataques del club nocturno, así como reclutó al personal y construyó las bombas utilizadas en el aeropuerto de Bruselas en 2016 y los ataques de metro. Los agentes de Emni también han estado involucrados en trazar y llevar a cabo muchos más ataques a nivel mundial, incluyendo ataques múltiples en Turquía, Túnez y Bangladesh. Una revisión de los registros de interrogatorios sobre atentados previstos en capitales europeas y publicado en el New York Times, reveló que los operarios Emni son seleccionados por nacionalidad y agrupados por idioma en pequeñas unidades discretas (similar a lo que los desertores dijeron), cuyos miembros a veces sólo se conocen los unos a los otros en la víspera de su salida al extranjero.
Los reclutas europeos que se despliegan después de recibir una formación básica rápida gozan de una gran autonomía en la elección de sus objetivos y deciden sobre el modo de ataque, como son los que nunca llegan a Siria, pero son atraídos por las operaciones dirigidas por Emni en la campaña de seducción en internet de Daesh. En su revista francesa online, Dar al-Islam , Daesh citó a un blog de seguridad francesa que comparó algunos enfoques de sus ataques al ejército alemán del siglo 19 Auftragstaktik (misión táctica) en la que los comandantes dieron a sus subordinados un objetivo y plazo para la finalización del ataque con total libertad para cuándo y cómo ejecutarlo exactamente. El autor de Daesh sugirió que para evitar la detección, los Emni siguen tácticas alemanas al desplegar a sus reclutas, dándoles "autonomía táctica completa" sin "micro-gestión".
Esta versión ha sido confirmada por los registros del interrogatorio a un combatiente argelino de Daesh llamado Adel Haddadi, que había entrado en Europa junto a refugiados sirios y que finalmente fue interceptado y arrestado en un campamento de inmigrantes austriacos fuera de Salzburgo. Se reunió con sus co-conspiradores unos días antes de abandonar el territorio de Daesh, cuando el líder de Emni, Abu Ahmad (que algunos creen que ahora se ha hecho cargo tras la muerte de al-Adnani), les dio su número de teléfono celular turco (no sirio) Para etiquetarlo como FF en sus teléfonos. Quería que se comunicasen con un teléfono turco que mantuvo cerca de la frontera dentro de Siria, creyendo que no despertaría las mismas sospechas que las llamadas a Siria. También proporcionó a los hombres dos mil dólares (todos en billetes de cien dólares) y los llevó a la frontera turca, donde otro operativo de Daesh tomó sus fotos y les proporcionó pasaportes sirios falso, mientras que un contrabandista pagado por Daesh en Turquía organizó su Viaje en barco a Leros, Grecia. Haddidi mantuvo contacto con Abu Ahmad a través de la aplicación codificada Telegram, así como a través de mensajes de texto en el teléfono turco de Abu Ahmad y recibió dinero adicional a través de Western Union. Este mismo número turco también se encontró en un trozo de papel en el bolsillo del pantalón de la pierna amputada de uno de los terroristas suicidas en el Stade de France (recinto deportivo situado en Saint-Denis).
Los principales líderes de Emni identifican quién de entre los operativos de Daesh occidentales será enviado de vuelta. Ellos eligen objetivos y organizan la logística para los operativos, incluyendo el pago de contrabandistas para llegar a Europa y, según documentos de inteligencia europeos, en al menos un caso, el envío de dinero a través de transferencias de Western Union. Esa jerarquía de Daesh se observa estrictamente dentro del Emni y también es confirmada por uno de los rehenes de la sala de conciertos “Bataclan” que oyó a uno de los terroristas en un momento de duda, preguntando a su compatriota: ¿Deberíamos llamar a Souleymane? Refiriéndose a un francés que se cree que es uno de los principales líderes Emni.  Los agentes de Emni enviados al exterior trabajan con autonomía en táctica y estrategia, pero deben tener una luz verde de sus líderes de Emni antes de emprender un ataque, observó Jean-Charles Brisard , Presidente del Centro de Análisis del Terrorismo en París.
Harry Sarfo, un alemán de ascendencia inmigrante de Ghana, y ahora desertor de Daesh encarcelado después de su período de tres meses con ellos, dio testimonio a los fiscales alemanes y fue entrevistado por periodistas sobre sus interacciones con los Emni. Según Sarfo, llegó al territorio de Daesh sólo para ser encontrado poco después por miembros enmascarados de Emni que le dijeron que Daesh quiere que los europeos como él permanezcan en su país de origen, o en caso de que ya estuvieran en territorio de Daesh, entrenen y vuelvan rápidamente para atentar en casa. Según Sarfo, los Emni querían planificar ataques occidentales "para que ocurrieran en todas partes al mismo tiempo".
Del mismo modo, otro europeo, Reda Hame, un técnico informático de 29 años de París que fue arrestado en agosto de 2015, era un miembro de solo una semana de Daesh cuando el Emni le reclutó. Su trabajo como técnico de informática para Astrium, una filial del gigante aeronáutico francés Airbus, y su pasaporte francés, lo hizo atractivo para los Emni. En un curso de capacitación de seis días fuera de Raqqa, Hame aprende cómo disparar un rifle de asalto, lanzar una granada contra una silueta humana, y el uso de un programa de cifrado para que pueda mantenerse en contacto con sus entrenadores en Siria. Cuando Hame fue enviado de vuelta a Europa, su enlace Emni lo llevó a la frontera turca y le suministró dos mil euros, contraseñas a foros encriptados online, e instrucciones para "Golpear una sala de conciertos para causar el número máximo de bajas". También le pidieron que eligiera un objetivo fácil y tomara rehenes mientras disparaba a tantas personas civiles como fuera posible hasta que las fuerzas de seguridad hicieran un "mártir" de él, lo cual fue exactamente acorde con lo que ocurrió en ataques de Daesh realizados por otros en noviembre 2015 en París.
El mentor de Hame no fue otro que uno de los líderes Emni, Abdelhamid Abaaoud (el arquitecto de los mortales ataques de París en 2015) cuya célula también llevó a cabo los ataques en el aeropuerto de Bruselas en 2016. Abaaoud, conocido en Daesh por el kunya Abu Umar al-Baljiki (padre de Umar de Bélgica), dejó Bélgica vía Alemania para unirse a Daesh, donde rápidamente ascendió hasta convertirse en el jefe de una unidad de Emni dedicada a enviar a los europeos a atacar en sus países de origen. Se cree que Abaaoud también reclutó y dirigió a Mehdi Memmouche, un miembro de Daesh en Francia que regresó de Siria y que asesino disparando a los visitantes frente al Museo Judío de Bruselas en mayo de 2014. Abaaoud cruzó clandestinamente de Siria a Europa para comprar armas, reclutar a otros, tramar y dirigir ataques en Francia y Bélgica. A veces, dirigió ataques desde Grecia, antes de que estuviera casi detenido y se escapara de regreso a Siria, sólo para resurgir nuevamente en Europa, donde volvió a tramar los infames ataques de Bruselas y París. Se cree que Abaaoud también ha sido mentor de Ayoub al-Khazzani, de origen marroquí, que intentó matar a los pasajeros en un tren de alta velocidad que iba de Amsterdam a París, pero fue reducido por soldados estadounidenses fuera de servicio. Además, se cree que está detrás de los menos conocidos ataques frustrados contra una comisaría de policía belga, sacerdotes en Francia y el asesinato de un instructor de ballet.
El argelino Sid Ahmed Ghlam, estudiante universitario residente en Francia, también parece haber sido reclutado y manejado remotamente por los Emni de Siria. Él asesinó a una mujer francesa mientras que intentaba robar su coche, al parecer para ser utilizado en un ataque dirigido por Daesh. Después de haber viajado a Turquía para una estancia de diez días, Ghlam posiblemente representa a uno de esos reclutas Emni que cruzaron brevemente a Siria, fue entrenado, y luego rápidamente devuelto para permanecer sin ser detectado por los servicios de seguridad. La policía francesa declaró que Ghlam parecía haber recibido instrucciones sobre cómo y dónde obtener un Kalashnikov, pistola, munición y chalecos antibalas, también recibió órdenes de Siria para organizar un ataque contra una iglesia en Francia. Ghlam fue acusado de "Asesinato, intento de homicidio, asociación con delincuentes con el fin de cometer crímenes contra las personas" (cargos que son condenados a cadena perpetua).
Mohamad Jamal Khweis, un estadounidense de 26 años de edad de Alexandria, Virginia, que se unió al "Estado Islámico", pero desertó durante su entrenamiento, también afirmó que el Emni le intentó reclutar y le expreso su deseo de enviarlo de vuelta a los EE.UU. para un atentado. Según Khweis, los extranjeros entrenados por los Emni para regresar a sus hogares para organizar los atentados tienen que "ser solteros, entrenarse en lugares remotos, estar libres de cualquier lesión y aceptar permanecer recluidos al regresar a sus países de origen". A pesar de algunas esperanzas iniciales de los funcionarios de contraterrorismo de usar a Khweis como un desilusionado defensor de Daesh para hablar en su contra, no obtuvo clemencia por desertar tempranamente y actualmente se enfrenta cargos federales que podrían mantenerlo en prisión hasta por veinte años. Según un ex-operativo de Daesh, el alemán Harry Sarfo, había diez niveles de entrenamiento agotador a los que tuvo que someterse para convertirse en un operario de Emni, el entrenamiento que incluyó correr, saltar, flexión de brazos, barras paralelas, rastreo, natación, buceo, cavar zanjas, orientarse por las estrellas, y sobrevivir con raciones limitadas de alimentos y agua y bajo condiciones difíciles en el desierto. Al término de los diez niveles, a los reclutas les vendaron los ojos y los llevaron a prometer su lealtad (todavía con los ojos vendados) al entonces líder de Emni, Abu Muhammad al-Adnani.
Sarfo estuvo sólo tres días en la Siria ocupada por Daesh antes de ser abordado en 2015 por hombres enmascarados de los Emni que le dijeron que estaban buscando europeos, particularmente alemanes y ciudadanos británicos que estuviesen dispuestos a regresar para realizar ataques en casa. Afirmaron tener más que suficientes combatientes franceses dispuestos a hacerlo, pero carecían de voluntarios británicos y alemanes. Sarfo contó que le habían dicho que al-Adnani había establecido un elaborado sistema de tenientes publicados a nivel mundial, cada uno habilitado para planificar ataques en diferentes partes del mundo, incluyendo un "servicio secreto" para asuntos europeos, asiáticos y árabes. Harry Sarfo afirmó que los agentes encubiertos de Emni en Europa evaden la detección haciendo uso de "hombres limpios", nuevos conversos sin vínculos conocidos con grupos extremistas como intermediarios. Vinculan a los nuevos reclutas atraídos por la propaganda de Daesh y deseosos por llevar a cabo ataques con operarios encubiertos entrenados que les instruyen sobre todo lo que necesitan saber: desde cómo hacer un chaleco suicida hasta cómo atribuir su violencia al "Estado Islámico". De esta manera se asegura de que sus operativos Emni encubiertos evitan el contacto directo con los nuevos reclutas, permanecen ocultos mientras que dan las instrucciones y reciben las promesas grabadas en video del "martirio" y lealtad a Daesh para cargar y usar posteriormente en los canales de propaganda de Daesh.
Ibrahim Boudina, arrestado en febrero de 2014, fue otro operativo europeo de Daesh enviado desde Siria para atacar. Perseguido a sólo seis kilómetros de la frontera turca por los griegos, fue interrogado pero liberado, ya que no había ninguna orden de arresto en Europa. Eso sucedió a pesar de que la policía griega encontró mil quinientos euros en su automóvil y un documento francés titulado "Cómo hacer bombas artesanales en nombre de Alá". Resultó que la residencia del Sr. Boudina ya estaba siendo escuchada por los franceses mientras estaba en su lista de vigilancia como parte de una operación de 22 hombres radicalizados en una mezquita en Cannes, Francia. Pocas semanas después de haber sido detenida por la policía griega, la madre de Boudina recibió una llamada de Siria informándole que su hijo había sido enviado a una misión. En un registro de su residencia, la policía descubrió en un armario 600 gramos de TATP, el mismo explosivo utilizado en los atentados de París y Bruselas. Evidentemente, Boudina había sido entrenado en Siria para la preparación de explosivos.

Conclusión.
Los testimonios de los desertores, así como los documentos capturados de Haji Bakr, ponen de manifiesto que Daesh es una organización despiadada y se benefició de las meticulosas técnicas de planificación de inteligencia de los antiguos elementos del régimen baaz iraquí que se unieron a ellos. Emni ha sido la estructura central que dio luz a Daesh, tanto como una organización terrorista como un naciente estado totalitario. Emni fue formado por descontentos antiguos baathistas sunníes despedidos del régimen de inteligencia de Saddam Hussein tras la invasión de Irak por parte de la Coalición liderada por Estados Unidos en 2003. Enojados por la ascendencia chiíta en Irak y por los muchos ataques contra los sunníes, radicalmente nacionalistas, así como estratégicos y fanáticos en su intento por poner a los sunnitas de nuevo en el poder, las unidades Emni de Daesh han visto oportuno vestirse con ropa islámica Con el fin de manipular a las masas. Sin embargo, en un escrutinio más minucioso, está claro que no hay nada islámico en sus acciones, ni en sus corruptas y cambiantes alianzas, en su calculado complot, en sus campañas de propaganda magistralmente llevadas a cabo y su seducción en Internet. Como Christoph Reuter escribió de Daesh, "La fe, incluso en su forma más extrema, es sólo uno de los muchos medios para un fin. La única máxima constante del Estado islámico es la expansión del poder a cualquier precio ". El poder y la restauración de la dominación sunita en Irak y Siria es la misión principal del Emni de Daesh y la manipulación calculada de la fe es sólo uno de sus medios para ese fin.