Este artículo ofrece un análisis descriptivo de la actividad terrorista de inspiración yihadista durante la pasada década. Para ello se ha utilizado una muestra de 85 incidentes, que incluyen complots desbaratados y atentados (fallidos o ejecutados con éxito), contra objetivos en Europa Occidental durante el periodo 2001-2010. La muestra ha tratado de abarcar todos los incidentes que han trascendido en los medios de comunicación, y representa un porcentaje muy elevado del universo completo de estudio.
A continuación se ofrecen algunos de los principales resultados:
Países principalmente afectados. El terrorismo yihadista global en Europa Occidental no se materializa de manera uniforme. Es posible distinguir un núcleo de países particularmente afectados por el terrorismo global, atendiendo al número de complots ejecutados o desarticulados en su territorio y a la cantidad de detenidos por su presunta relación con el terrorismo. Entre esos países despunta el Reino Unido, seguido a cierta distancia por Francia, España, Alemania, Dinamarca, Italia, Bélgica, Holanda y Dinamarca.
Selección de objetivos. Por un lado, se confirma la preferencia de este tipo de terrorismo por atentados contra objetivos blandos, de carácter indiscriminado, y altamente letales. Al mismo tiempo, se constata la fijación contra objetivos relacionados con la aviación civil, tanto aeropuertos como aviones de pasajeros. La selección de este tipo de objetivos puede estar inspirada por simbología asociada a 11-S pero, sobre todo, por el impacto mediático internacional que conlleva este tipo de atentados en el que las víctimas suelen ser de más de un país, así como por los daños a la economía nacional e internacional que supone la alteración del tráfico aéreo. Una categoría que habitualmente no se asocia al terrorismo yihadista perpetrado en Occidente y que, sin embargo, ocupa el cuarto lugar en nuestra muestra de estudio son los incidentes dirigidos contra individuos concretos, habitualmente personalidades públicas. En la mayoría de los casos se corresponden con represalias por una supuesta ofensa al islam por parte de la víctima.
Selección de armamento. Aproximadamente dos tercios los protagonistas de los incidentes terroristas emplearon, o iban a emplear, explosivos (también, en más de dos tercios de los casos de fabricación casera). A gran distancia la segunda opción son las armas de fuego. En tercer lugar se encuentran los incidentes donde se pretendían fabricar y utilizar sustancias tóxicas. Y, por último, existen dos casos donde los protagonistas del complot trataron de hacerse respectivamente con un lanzagranadas (RPG) y un misil antiaéreo portátil (MANPAD) con el fin de derribar aviones civiles. En ninguno de los dos casos los terroristas fueron capaces de adquirir ese tipo de armamento.
Paso por campos de entrenamiento en el extranjero. En 56 de los 85 casos analizados no consta el paso de ninguno de integrantes del grupo por un campo de entrenamiento o por escenarios de insurgencia yihadista fuera de Europa. Asia Central es con diferencia el lugar que más se repite como lugar de entrenamiento o de participación en una insurgencia yihadista. Al mismo tiempo, se aprecia la importancia de Pakistán sobre Afganistán durante la segunda mitad de la década. A pesar de la existencia de campos de entrenamiento y de enfrentamientos armados en Argelia y en el Sahel, solamente hay constancia de un incidente donde uno de sus miembros hubiera recibido entrenamiento en un campo controlado por el Grupo Salafista por la Predicación y el Combate, actualmente Al Qaeda en el Magreb.
Estructura organizativa y relación con organizaciones 'madre'. En 41 casos se constata vinculación con una organización superior, mientras que en 44 la información disponible lleva a pensar que se trata de células independientes (29 casos) o individuos aislados, también denominados ‘lobos solitarios’ (15 incidentes).
La información sobre la estructura organizativa que yace detrás de los incidentes terroristas revela la pluralidad y complejidad de la misma. La tendencia de la última mitad de década demuestra un incremento de los grupos que actúan por cuenta propia, tanto de las células independientes, como de los lobos solitarios, que también han experimentado un aumento muy sustancial.
Al mismo tiempo, la segunda mitad de la década también es testigo de la importancia que siguen poseyendo las organizaciones complejas. Proporcionalmente su protagonismo es menor (24 incidentes de células vinculadas en 2001-2005 frente a 17 en 2006-2010), pero a la vez se ha doblado el número de grandes organizaciones relacionadas con los incidentes terroristas (4 en la primera mitad, y 8 en la segunda). Este hecho puede interpretarse forma como una pérdida de capacidad de Al Qaeda central y de las organizaciones norteafricanas (GSPC y GICM) que, sin embargo, se ha visto compensada por la aparición de nuevos actores en el escenario europeo, que de forma autónoma, o en operaciones conjuntas con Al Qaeda central, siguen manteniendo vigente la amenaza terrorista.
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